Hola mama:
Te escribo
porque en breve va a hacer 20 años que pasaste a otro estado. Se cumple ya eso
de vivir más tiempo sin madre cerca, que con ella.
Y cada vez estoy más
seguro, que el día que te fuiste algo mío se fue. Porque, bueno, ya lo sabes,
desde ese día siento que me perdí. Y no me encuentro.
Gestioné mal tu
muerte...tuvo que ser una francesa que se cruzó en mi vida la que me abriera
los ojos para darme cuenta del error que cometía cada vez que decía “no, es que
no tengo madre” en vez de decir “no, es que mi madre falleció”. Pero me
costaba...me costaba mucho decir eso: “mi madre ha muerto”. No me gustaba esa
sensación que se creaba alrededor cuando lo decía.
Pero el caso
es que bueno, te me fuiste demasiado joven, con todavía demasiadas decisiones
en mi vida que tomar para las que te necesitaba...y a la vista está que te sigo
necesitando. Porque no doy una. Cada vez estoy más perdido y más solo, porque
cada vez me cuesta más..estar.
Desde ese día,
han sido muchas las amigas que he intentado que llenen ese hueco, así como
algunas madres de amigos míos que por decisión propia me quisieron adoptar.
Todavía me emociono al recordar a la Bienve cuando dijo “cada vez que vengas a
esta casa, te voy a tratar como a un hijo”. Y así es.
Y es por eso que valoro
tantísimo la amistad encontrada por el camino. Papa me lo dijo una vez: lo
mejor de la vida son los amigos, porque son los que uno elige.
Pero el tiempo
pasa, y, como es lógico, vienen las distancias, que lo quiera o no, merman los
sentimientos.
El primer
error que cometí con tu muerte fue creer que la vida me debía recompensar por
ello, porque era lo justo. Me puse caprichoso, pero muy muy insoportablemente
caprichoso. Y ahí me metí en una ola de hacerme daño a mí mismo, que todavía
aún aflora. Por eso te escribo, por eso que dicen de que “lo escrito, escrito
queda”, porque hablado ya sabes que lo hablamos bastante. Es curioso cómo a
medida que pasa el tiempo, cada vez te tengo más presente. Eso me gusta. Al
igual que todas las personas del pueblo con las que todavía a día de hoy, me
cruzo y seguimos hablando de ti: Rosi, Mari Tere, Vicenta, tu prima Carmen, que
independientemente de ser tu prima erais amigas, y por supuesto la familia. Tu
hija, mi hermana...que adoptó tu papel de manera natural. Es grande, aunque me
cueste entenderla. Pero grande es para dar y regalar.
¡En fin! Que te necesito, necesito que me cuides, que me
ayudes a encontrarme, a cerrar un círculo raro en el que me he metido estos 20
años, en el que creo hacer las cosas bien, como deben ser, pero nada....algo
falla.
Y bueno, ya sabes lo bien que llevo no tener
trabajo.....y lo todavía mejor que llevo, la gente CO ÑA ZA..que teniendo su
vida más que resuelta...dale don dale con la queja, y soltar mierdas y unos
problemones inventaos [todavía no he superado lo de que a uno de la oficina le
diera un ataque de ansiedad porque se tenía que ir a hacer un curso de
formación a Madrid y que eso le proporcionó estar de baja el mismo tiempo que
yo estuve trabajando..es que es pa mear y no echar gota y que el cielo se abra
y cayeran rayos]
Ayúdame a que no sea tan fácil hacerme daño, a hacerme
fuerte, a no depender de una coraza de jijijí jajajá, que a la vista está, es
mentira. Ayúdame a dormir, a descansar, a centrarme, a tomar fuerzas, a quererme...sé que lo harás.
Gracias por darme el mejor
consejo de mi vida de: “hijo mío gente buena y gilipollas hay en tos laos. Así
que, de entrada, todo el mundo es bueno y merece ser respetado”. Me encanta
homenajearte junto con mi Perico en La Quinta Pared y cómo recibe esa escena
siempre el público. Me enorgullece.
O tus grandes frases de: “¿Qué no te gusta lo que ponen
en la tele?, pues hijo mío llama y dile que lo cambien” “la gente que va a
Lourdes se va mala y viene gilipolla” “¿no comes?, pues nada, así no
cagas”..etc etc etc
O cuando veíamos juntos “Pepa y Pepe”, una de las últimas
cosas que hicimos juntos.
Porque deberías haber estado más tiempo entre las
personas y que te conocieran y te disfrutaran.
Y bueno, ya ves que también se me cuida mucho, y que
tengo mucha gente alrededor que no me deja caer. Ni yo a ellos y ellas tampoco.
Bonico soy yo!
Y poquito más madre....
Que te quiero. Te quiero muuuuucho Conchi.
Y ahora toca esa frase que tanto te gustaba decirte a ti
misma, a nosotros y a todos: ¡¡VENGA, A POR ELLO!!
Besicos
apretaos y sonoros.