Pues
que resulta, que Rubén, tiene Netflix, y entonces, se dio la coyuntura que hace
un par de semanas nos diera por ver la “¡¡primera serie española de Netflix!!”. Tal
evento merecía un visionado. Y nos gustó mucho, tanto que de ver los tres
primeros capítulos pasamos a ver el último directamente, porque somos así....Lo
bueno si breve, dos veces bueno es. Me explico.
La serie,
venía precedida de una entrevista por parte de Pablo Motos en SU programa a las
actrices que daban cuerpo a las chicas del cable, donde al parecer que se ve
que se conoce, que estuvo bastante desagradable [valga la redundancia] con
preguntas tipo: ¿a vosotras os gusta el reguetón? ¿criticáis mucho a una chica
guapa? Y esto hizo que los haters tuvieran vida laboral, porque al parecer que
se ve que se conoce que todo fue muy machista para promocionar una serie que
aboga por todo lo contrario.
Pues bien, ya nos pusimos a verla. Y
resulta que es de los creadores de “Velvet” [la oficina de empleo de gente
guapa] y se notaba, porque de fondo había música tooooooooooooooooodo el rato.
Entonces chocaba mucho ver una ambientación muy bien cuidada, y de fondo
escuchar a Adele o Lana del Rey o música ambiental de El Corte Inglés. Otra
cosa que me llamó poderosamente la atención. a la par que me preocupó, es que
Magie Civantos, Ana Fernández y Nadia de Santiago, las tres juntas, tienen la
misma masa corporal que Blanca Suárez. Ana Polvorosa me gustaba bastante en un
papel súper diferente a la Lore de “Aída” [y es que yo creo que esta muchacha
es muy buena]. Y nada, como en Netflix, te van saltando los capítulos uno
detrás de otro [hecho que provoca, que la gente se pida escedencias en su
trabajo por ver series, que me lo han contao] pues nos tragamos tres
capítulos..TRES sin comerlo ni beberlo.
La desidia se apoderó de nuestro
cuerpo, de vez en cuando alguna risa, de estas tipo “reírse de” y no “reírse
con”...Todo súper topicazo tras topicazo, de vez en cuando aparecía Luisa
Gabassa y su voz lorquiana, pero nada, ni esto animaba el tamareo...un
verificar la cero química entre Blanca Suárez y Yon González [y mira que se
empecinan en ponerlos juntos] y nada...que efectivamente, un corroborar que la
serie se podría haber llamado “Las chicas del botellón” o “Las chicas del
Telecupón” o lo que sea...porque enseguida lo que es la profesión de los
personajes jamás se veía ni un mal plano, pues interesaba más la vida de
ellas......¿¿¿???...con sus cambios de acera, su vengo del pueblo y me alojo en
una pensión, en la que por allí podía pasarse quien fuera sin problema...en
definitiva: Guión y justificación estaban en contextos muy diferentes.
Nos fuimos a dormir y después se
hizo el silencio. Hasta anoche, donde en plan súper loco, decidimos ver el
último capítulo con la premisa de “vamos a ver por dónde va la hebra”
Pues sí, se ve que la cosa había
avanzado mogollón. En todo caso, más voz en off, del personaje de Blanca
Suárez para que no nos privemos de
frases tipo: “hay que creer que el destino ya está escrito” [Goya de honor a la
originalidad] o “intentamos separar el amor de la amistad, sin darnos cuenta
que la amistad es otro tipo de amor”....oiiii...qué cosas
madre.....jajajajajajajajajajajajajajajajajaja.
Y eso sí, el último capítulo pone de
manifiesto el drama del avance tecnológico y lo que supone esto para los seres
humanos....¿es o no es?
Y también que ayer nos lo pasamos
mejor inventándonos diálogos como por ejemplo uno entre Blanca Suárez y Nadia
de Santiago en un mismo plano diciéndose: “Tía, nosotras hemos estado nominadas
al Goya, las otras no, por eso salimos juntas en el plano, las otras en otro
plano distinto” y otro diálogo entre Yon González y Martín Rivas en el que el
primero le decía al segundo “me la suda lo que me estás diciendo ¿tú sabes que
hice un trío con Mario Casas en “Mentiras y Gordas”?”
Y yastá, tonterías y chuminadas que
te hacen pasar el rato más nice.
Y eso sí, parece ser que está
confimada la segunda temporada. Volveré a ver el último capítulo, que para eso
Netflix mola.
Hasta pronto telecables!!
Chema Damour..