miércoles, 21 de septiembre de 2016

¡¡GRACIAS!! SEÑOR DIRECTOR.

  De buenas a primeras y de manera inconsciente, me hiciste vivir cual Demetrio, un Sueño de Una Noche de Verano, luego me travestiste en Doña Enriqueta para hace de madre de tres solteronas en Doña Rosita la Soltera y a continuación me guiaste por completo para sacar adelante ese Alcalde de La Visita de la Vieja Dama”que tanto me costó. Ahí aprendí cuánto de padre tiene ser director.
    Entre medias me perdiste por un Laberinto Sentimental y me hiciste sentir Poeta en Nueva York. Y ahí estábamos hasta que me pusiste trenzas y barbón para convertirme en Rabino y meterme en el San Juan, de lo cual  aprendí el compromiso de la persona con el personaje.
     Llegó el momento de hacer de portero en El Hijo del Aire, donde en un papel de dos minutos me regalaste uno de esos momentos teatrales que yo recordaré para los restos de mi vida. Y de aquí, de un extremo a otro, llegó el Autor de la Comedia sin Título....¡puff!...vértigo me entró cuando me lo dijiste. Pero, de aquí aprendí la importancia del trabajar duro sin obsesionarte por el resultado. Impagable lección.
    Luego vino Malcolm de Madame Macbeth, personaje que sin el trabajo desarrollado con el Autor, no hubiera sido posible. Con este personaje me acuerdo que, ensayando en Peritos, me notaba cómo iba entrando en otra madurez, como que estaba pasando a otra fase en mi búsqueda a la hora de crear personajes, con más peso y experiencia.
      De aquí nos fuimos a Puerta Cerradas. ¡re-puff! Personajes de hacerte pupa, obra dura, pero maravilloso proceso. Y aquí llegó uno de tus regalos: Creonte de Antígona. Y fue un regalo, por tanta generosidad tuya como director y como creador, y sobre todo sobre todo, por tanto amor a la labor de dirección que ya brotaba desde lo más hondo de tu corazón. En todo esto estábamos, cuando ya resulta que hacíamos 10 años juntos de labor teatral. Y no hubo mejor manera de celebrarlo que con Romeo y Julieta, y ese Fray Lorenzo, que me hizo vivir otro de esos momentos instantáneos teatrales que jamás olvidaré.
       ¡¡Y llegó el Barraqueo!!. Tres veces fuimos seleccionados. La primera fue Entre Bobos Anda el Juego, donde me hiciste otro regalazo con Cabellera. La primera vez, y por ahora la única, que un personaje ha transformado a la persona, y por ahí sigo Caballerizado por la vida. Este personaje nos hizo sudar, ¿eh?. La segunda fue Cosme, de 1808, creado desde el inicio entre nosotros y Perico, y tras esto, llegó la ocasión de La Vida es Sueño, donde me tocó Basilio. Y otra vez las inseguridades, el miedo, la dificultad, pero siempre de tu mano, salíó adelante.
       Y finalmente llegó la tercera barraca, con otro regalo: Marín de El Bobo del Colegio, donde nos hiciste vivir magia pura  creada por ti. (Todavía se me pone la piel de gallina cuando recuerdo aquel ensayo en que decidiste que este personaje se transformaría en el propio Lope.)
      
       También hubo mamarracheo con esa Pasarela Anticibeles, y hubo galas, y hubo una lectura dramatizada de Esencia Patria, donde interpretaba a Baldomero (impagable la escena en la que salía entre el público comiéndome un bocadillo de sardinas en aceite y una señora por poco y no vomita. Hay gente pa tó)
       Pero esto seguirá. No lo dudes. Tus In Vitro de toda la vida nos encargaremos de ello.
       Y esto ha sido en lo teatral. En lo personal, nos lo quedamos para nosotros...¿no te parece guapo?

       Besicos hermosismos.
       Te quiero. Te quiero muuuucho Pepelu.
       Tu nenico con la boca seca de darte las gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario